30 de julio de 2008
18 de julio de 2008
La injusticia de un juez
Una historia que contar!
Ese día fue anormalmente meditabundo, no almorzó, ni salió de su oficina, esa mañana trabajó a puerta cerrada. La reflexión y la angustia no eran comunes en él.
Y así oscureció, ya eran las siete de la noche y él sentado en su escritorio, con el mismo traje del día anterior, con la cara más demacrada, fumando y pensando lo que vendría en pocos días. Con las manos unidas y encogidas, observando el retrato de la mujer que robaba sus sueños, sus ojos y que también robó su vida. Ocho y cuarenta, la mano de su mejor amigo asentó en su hombro, balbuceando que era único, el padrino de su hija y sobre todo, su hermano.
Dos días antes, ya se habían reunido junto al militar Rojas, cantando con la “frente Marchita” de “Sabina” y whisky en mano, sufriendo de amores, sufriendo de rencores. Pues ese día Mario dijo “la gloria está en el cielo”.
Era un martes, recuerdo ya casi las 5 de la tarde hora en la que salía de mis clases de ingles, que dictaba mi querida profesora Mónica. Justo ese día me tuve que quedar a conversar con ella, me preguntó si había soñado algo, yo no sabía a lo que se refería. Justo cuando tomé la tacita de té, se oye un disparo, mi profesora me abrazó y me dijo no salgas. Parece que algo me ocultaban, le pregunté que pasaba y sonó el segundo disparo, esta vez la gente corrió y yo abrazada a mi profesora, creyendo que era intruso lo que pasaba; vino la señora Margarita; era una señora gordita de ojos azules y mirada dulce, ese día la vi aterrada, con las manos pegadas a su rostro y una expresión de horror. Escuché que le dijo: Moniquita, si supieras lo que a pasado, “Ana María está muerta”,Ana Maria esta muerta, su esposo la mató, y luego se mató él. Solté la taza, recuerdo que estaba con una casaca blanca y un pantalón azul, lloré desesperadamente, y corrí, mi profesora pasmada gritaba no salgas mi amor no salgas, yo obvié sus palabras y corrí rumbo a la esquina.
El sonido de la ambulancia, la gente amontonada, y dos policías que intentaban cubrir lo sucedido. Me dijeron avísale a tu papi, yo con una cara de desconcierto no creía lo que estaba pasando, todo lo veía nubloso, lo único que hacía era llorar, llorar y llorar. Avancé al lado opuesto y caminé hacia mi casa, yo tenía 10 años y la gente me miraba, otros venían y me preguntaban ¿que a pasado?, yo obviaba los comentarios, y sí, yo era la ahijada del Juez, e Hija del Fiscal, todos me conocían y todos en ese momento me aturdían, solo tenía 10 años y la situación por esas horas hicieron crecer. Llegué a mi casa, y sólo estaba mi Nana, suponía que mis padres ya sabían, la Nana me dijo ¿Qué paso mi amor?, y yo conteste , “mi padrino se mató”, ella no me creía, y me decía “ pero si estuvo acá hace dos, días”, la Nana me sirvió un vaso de leche y me dijo que me tranquilizara, le dije como estarlo si mi padrino no está, entonces corrí a ver el álbum de fotos, y saque en las que estaba con él, las puse en mi cama y empezaba a recordar esos momentos atrapados en ese papel, esos bonitos recuerdos que solo están en ese papel.
Las lágrimas se secaron, y mis ojos se cerraron. Dice mi papá que cuando llegó, yo estaba durmiendo con una foto de MI PADRINO en mi mano, me dio un beso me quitó la foto y se fue a conversar con mamá, yo ya estaba despierta, llorando en silencio mientras mi papá le decía “maldita sea se murió”, se murió, nunca había escuchado a mi papa llorar como un niño, corrí ese día y lo abracé y me dijo todo va a estar bien, yo no entendía esa palabra lo solté y ví su camisa con algunas manchas de sangre.
Eran las 8 de la mañana y las clases del colegio eran normales, yo estaba en sexto grado,del colegio de madres Divina Pastora y muchos comentaban, sobre la muerte de un juez, yo ese día estuve al lado de una amiga, parada en la puerta viendo que pasaba, afuera, a unas cuadras estaba la comisaría y al frente de ella el hospital, la sala de emergencia preparaba el traslado de Ana María, recurría de emergencia,
estaba perdiendo demasiada sangre, a unos pasos la situación era calmada, ya no había nada que hacer, los últimos minutos los vivió de madrugada, era el deceso de mi padrino, lo impensado de esto era que el había preparado su muerte. Su camisa, sus medias, zapatos y pantalón estaban nuevos, hasta el lavado gástrico realizado en la autopsia salían negativos...
Y así oscureció, ya eran las siete de la noche y él sentado en su escritorio, con el mismo traje del día anterior, con la cara más demacrada, fumando y pensando lo que vendría en pocos días. Con las manos unidas y encogidas, observando el retrato de la mujer que robaba sus sueños, sus ojos y que también robó su vida. Ocho y cuarenta, la mano de su mejor amigo asentó en su hombro, balbuceando que era único, el padrino de su hija y sobre todo, su hermano.
Dos días antes, ya se habían reunido junto al militar Rojas, cantando con la “frente Marchita” de “Sabina” y whisky en mano, sufriendo de amores, sufriendo de rencores. Pues ese día Mario dijo “la gloria está en el cielo”.
Era un martes, recuerdo ya casi las 5 de la tarde hora en la que salía de mis clases de ingles, que dictaba mi querida profesora Mónica. Justo ese día me tuve que quedar a conversar con ella, me preguntó si había soñado algo, yo no sabía a lo que se refería. Justo cuando tomé la tacita de té, se oye un disparo, mi profesora me abrazó y me dijo no salgas. Parece que algo me ocultaban, le pregunté que pasaba y sonó el segundo disparo, esta vez la gente corrió y yo abrazada a mi profesora, creyendo que era intruso lo que pasaba; vino la señora Margarita; era una señora gordita de ojos azules y mirada dulce, ese día la vi aterrada, con las manos pegadas a su rostro y una expresión de horror. Escuché que le dijo: Moniquita, si supieras lo que a pasado, “Ana María está muerta”,Ana Maria esta muerta, su esposo la mató, y luego se mató él. Solté la taza, recuerdo que estaba con una casaca blanca y un pantalón azul, lloré desesperadamente, y corrí, mi profesora pasmada gritaba no salgas mi amor no salgas, yo obvié sus palabras y corrí rumbo a la esquina.
El sonido de la ambulancia, la gente amontonada, y dos policías que intentaban cubrir lo sucedido. Me dijeron avísale a tu papi, yo con una cara de desconcierto no creía lo que estaba pasando, todo lo veía nubloso, lo único que hacía era llorar, llorar y llorar. Avancé al lado opuesto y caminé hacia mi casa, yo tenía 10 años y la gente me miraba, otros venían y me preguntaban ¿que a pasado?, yo obviaba los comentarios, y sí, yo era la ahijada del Juez, e Hija del Fiscal, todos me conocían y todos en ese momento me aturdían, solo tenía 10 años y la situación por esas horas hicieron crecer. Llegué a mi casa, y sólo estaba mi Nana, suponía que mis padres ya sabían, la Nana me dijo ¿Qué paso mi amor?, y yo conteste , “mi padrino se mató”, ella no me creía, y me decía “ pero si estuvo acá hace dos, días”, la Nana me sirvió un vaso de leche y me dijo que me tranquilizara, le dije como estarlo si mi padrino no está, entonces corrí a ver el álbum de fotos, y saque en las que estaba con él, las puse en mi cama y empezaba a recordar esos momentos atrapados en ese papel, esos bonitos recuerdos que solo están en ese papel.
Las lágrimas se secaron, y mis ojos se cerraron. Dice mi papá que cuando llegó, yo estaba durmiendo con una foto de MI PADRINO en mi mano, me dio un beso me quitó la foto y se fue a conversar con mamá, yo ya estaba despierta, llorando en silencio mientras mi papá le decía “maldita sea se murió”, se murió, nunca había escuchado a mi papa llorar como un niño, corrí ese día y lo abracé y me dijo todo va a estar bien, yo no entendía esa palabra lo solté y ví su camisa con algunas manchas de sangre.
Eran las 8 de la mañana y las clases del colegio eran normales, yo estaba en sexto grado,del colegio de madres Divina Pastora y muchos comentaban, sobre la muerte de un juez, yo ese día estuve al lado de una amiga, parada en la puerta viendo que pasaba, afuera, a unas cuadras estaba la comisaría y al frente de ella el hospital, la sala de emergencia preparaba el traslado de Ana María, recurría de emergencia,
estaba perdiendo demasiada sangre, a unos pasos la situación era calmada, ya no había nada que hacer, los últimos minutos los vivió de madrugada, era el deceso de mi padrino, lo impensado de esto era que el había preparado su muerte. Su camisa, sus medias, zapatos y pantalón estaban nuevos, hasta el lavado gástrico realizado en la autopsia salían negativos...
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Me perdí de sus pasos, me perdí del desfile, me ofrecieron el otro año, uno muy parecido pero distinto, porque de repente ya no estén o de repente lleguen más.
"Todos los de afuera están locos, porque ellos piensan que nosotros somos esquizofrénicos". Margarita.
Estuve dos horas caminando por el pabellón 4 y me sentí intimidada. Pensando en los últimos recuerdos con mi revista y una foto, cuando todos me veían, hablaban sobre mí y por la esquina dos mujeres se reían, en ese momento todo tenía lucidez y yo, yo tenía la mente frenética.
17 de julio de 2008
UN TRABAJO MUY ESPECIAL
David López le cambia
el rostro a la muerte
el rostro a la muerte
Tiene 32 años y la mitad de su vida la ha dedicado a un oficio poco
común y, tal vez, nada envidiable: es maquillador de muertos
David López Velgar recuerda que cuando era niño, después de cosechar el maíz en su chacra familiar, se reunía con sus amigos a contar historias de miedo cerca del cementerio. Nunca imaginó que esos peculiares episodios serían premonitorios de lo que ahora está viviendo a diario con muertos de toda edad, clase y condición social.
Empezó a los 17 años y fue por necesidad. En su tierra no había trabajo y vino a Lima a probar suerte. Inició cuidando la funeraria de la Familia Malca que, por aquel entonces, se ubicaba en El Callao.
Aprendió a maquillar muertos mirando a un suboficial de la policía.«Ellos hacen maquillaje, son expertos, mis maestros», agrega David después de haber compartido año y medio de trabajo con ellos.
Su primer « muertito » tuvo que recogerlo en la Morgue Central de Lima. Ese día no hizo nada, se sintió incomodo, sudó y solo observó el trabajo de su compañero. Pero aquella labor que al inicio le generó repulsión, fue lo que hizo dos horas después. El sujeto era un señor maduro de unos 50 años aproximadamente. Recuerda que aplicó el formol con unas inyecciones en diferentes partes del cuerpo, introdujo algodón en la boca, en la nariz para poder evitar la expulsión de los gases. Ese día el no lo vistió, lo hizo su compañero.
«Es más fácil maquillar a un hombre que a una mujer. Al hombre lo peinas, le cortas los bigotes, y las uñas (Cuando uno persona muere las uñas y el cabello siguen creciendo); Pides la ropa. Sacas el maquillaje, le pintas la boca de un rosado brillante, aplicas base de color de la piel original y un poco de chapitas para que parezca dormido; mientras que a la mujer muchas veces la familia no deja que la toquen, necesita mejor cuidado, más retoques y detalles» , sostiene David con serenidad.
La Tanatopraxia.- Su trabajo dura aproximadamente 40 minutos, labor conocida como tanatopraxia o maquillaje para muertos, definida como la técnica que pretende demorar la descomposición final del cuerpo. Es una forma de borrar el sufrimiento de quienes parten de este mundo para que el duelo que causa la muerte de un ser querido, amigo o familiar sea más digerible.
David tiene una amiga inseparable: su pequeña maletita marrón. Dentro de ella sus herramientas de trabajo: guantes, algodón, jeringas, agujas y elementos punzantes como pinzas.
Maquilla al día de dos a tres muertos. Ya se acostumbro a mirarle la cara a la muerte sin temor, sin asco, pero no deja de sorprenderse. Hay muertes trágicas que aún lo sacuden. «Es duro cuando tienes delante a alguien joven, o de muy poca edad, que vivió poco. También es doloroso encontrarse con gente accidentada. Hay casos en que no se puede hacer nada por ellos», admite.
Exige pantalones, cuidados para realizarlo y sobre todo responsabilidad. Uno de los retos más complicados es el manejo de las muertes de quienes padecen de Hidropesía, una acumulación anormal de líquidos en el cuerpo. Nunca ha hecho la cuenta de los difuntos que ha maquillado. «Imagínese si en un mes puedo preparar hasta 35 cadáveres, haga la cuenta por 15 años: más de seis mil», afirma.
La muerte está presente todos los días del año, es un negocio redondo. Hay fechas en la que la muerte despierta con más ímpetu. Navidad, Año Nuevo, Fiestas Patrias y un larguísimo etcétera.
Los accidentes de tránsito pasaron a ser la primera causa de mortalidad general para todas las edades . El jefe de policía de carreteras, Víctor Ordinola informó que el año pasado se registraron 790 muertos y 4.673 heridos como consecuencia de accidentes en las pistas.
«Saltó la liebre», le dijeron a David López mientras le hacíamos las últimas preguntas en la funeraria Malca II, ubicada en el jirón Honorio Delgado, frente a la Universidad Cayetano Heredia. Pero la pregunta final de la entrevista no se dio. David se puso de pie y se despidió.
«Cuando salta la liebre es que un muerto ha llegado, hay trabajo por hacer».
16 de julio de 2008
No Te Siento
Y mire su sonrisa obviándola en ese momento por palabras de un buen amigo, sin pensar que sería la conversación más larga pero a la vez mas corta, pues no calcule mi trato, tampoco el suyo conmigo. Y si alguna vez pude pensar en como me sentía en como se sentía, pues un recuerdo intruso todavía me marcaba ó en ese momento extrañaba los brazos de mi ex, o porque quizás él nunca estuvo ahí.
Dicen que los momentos deslucidos se olvidan, que lo pasado, pasado esta, pero No! Con él es diferente. Con él quiero resonar todo lo malo, todo lo feo, porque todo esto fue bueno, porque con el me gustaba eso.
Y recordar sus palabras, su melodía, su sonrisa, su bosquejó, sus cigarros, sus rulos, su conversación bajo la noche, uno que otro beso, en un lugar al que iba todos los días. Con ese pensamiento enmascarado de querer estar con él y que un mes se vio muy largo, y que un mes se hizo abstracto.
Y si pudiera dejarlo sin tener que mirarlo, y si pudiera sentirlo sin poder recordarlo y si pudiera contar una historia sin tener que escribir. Pues sería feliz sabiendo que no esta más aquí.
Dicen que los momentos deslucidos se olvidan, que lo pasado, pasado esta, pero No! Con él es diferente. Con él quiero resonar todo lo malo, todo lo feo, porque todo esto fue bueno, porque con el me gustaba eso.
Y recordar sus palabras, su melodía, su sonrisa, su bosquejó, sus cigarros, sus rulos, su conversación bajo la noche, uno que otro beso, en un lugar al que iba todos los días. Con ese pensamiento enmascarado de querer estar con él y que un mes se vio muy largo, y que un mes se hizo abstracto.
Y si pudiera dejarlo sin tener que mirarlo, y si pudiera sentirlo sin poder recordarlo y si pudiera contar una historia sin tener que escribir. Pues sería feliz sabiendo que no esta más aquí.
7 de julio de 2008
Melodía de Dos
Si tan solo con tenerte, encuentro una razón, a veces denigrante con luces de Neón.
Si se hace el interesante, mano a su pelo va curvando hacia delante con luces de coral.
Entonces tendría que reconocer que no llevo razón.
Se que mi amor es inmigrante, de tu corazón, a veces palpitante y otras con terror.
1 de julio de 2008
Tardes de Junio
Te recuerdo sentado en las escaleras, mirandome con un cigarro en los labios, y yo me acercaba pensando en tus rulos enfermizos.
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