25 de agosto de 2009

Pinta de niño bueno


Día 6 de Enero del 2006, ese día cumplía 8meses de relación, con un chico que supuestamente le dio todo. No te fíes de la pinta de niño bueno le decían.
Salía de clases corriendo al teléfono, evitando conquistas, esquivando amistades, ahuyentada por una voz que la cohibía, porque ella pensaba que tenía dueño y que con él, el amor no era un juego.
Pegada al celular, esperando la llamada, en los quince minutos del receso. ¡Hola amor!, te amo amor, ¿me extrañas?... Llamadas que duraron 20 días, y 19 noches. Y es que las cosas cambiaron para ella, acostumbrarse a ver gente nueva, una batalla con el propio Yo, los cambios de horarios. Muchas escusas para dar fin a un tema que se veía venir.
Aveces el amor es una Enfermedad
Aquí viene la enfermedad del amor a primera vista, y le pongo un nombre a él: Alí. Cinco años más que ella. “No te fíes de la pinta de niño bueno”. Caso omiso. Basto un simple “hola” para hipnotizar miradas. Miradas tiernas, simples, directas y promiscuas. La sensibilidad termino en ella, y el no saber que excusa poner al fin de su relación se convirtió en una simple llamada que decía: Hola, solo llamo para decir que esto ya no da para más. Me di cuenta que el amor acabo y nada puede seguir por obligación, gracias por todo pero ya no te quiero. Tu,tu,tu. No más comentarios, ni llamadas al celular, todo termino, pues ella tampoco entendía lo que paso y todo cambio.
Las salidas con Aly eran distintas, las apariencias engañan y ella no podía ver como era por dentro. Sonrisas mimos y supuesta importancia acorralaba este enmascarado amor. Aly tomando su mano le decía: Entérate nena, conmigo el amor no es un juego.
Su madre chapada a la antigua le dijo: ¡Este chico es perfecto! Cometiendo el eterno error de juzgarlo por su aspecto. Era de familia decente, aplicado y tenia un buen puesto.
Un te quiero sirvió para desatar este cuento, cuando aly le dijo esto: Muñeca no te fíes de mí pinta de niño bueno, vendí mi alma hace tiempo a un señor con rabo y cuernos. Las apariencias engañan y tu no puedes verme por dentro. No soy un traidor desde luego, el intervalo lúcido acaba y ya siento en mi cuerpo el fuego.
Pero veo que eres de esas mujeres, que el amor es ciego, así que dime nuevamente que me quieres mientras yo te degüello.