23 de junio de 2010

Porque no es autobiográfico.

Quiero volver a sentarme frente a tí y sonrojarme un poco. Tener que arreglarme y cuidarme del smoke de la ciudad, estar un poco peinada para que puedas voltear a verme, pedir un cappuccino y un chessecake de chocolate. Y no poder terminarlo, nisiquiera un poquito.
 Prometernos fumar el último cigarro. Que gires alrededor mío. Demostrarme a mí, más que a ti. ¡Quien soy!, y porque tú entraste en mi vida. Quiero encontrar ese chocolate sublime y comérmelo sin que te des cuenta, que después cuando te cuente. Me digas que era para mí.
Salir a caminar cuadras interminables, comer en diferentes lugares, desde el más elegante hasta en el comedor de algún supermercado. Que me muestres tú sonrisa, que me pases con personas desconocida al teléfono. Que comentes sobre mí. Que me mires, que me veas llorar. Que me mimes y que sientas que también puedo volar. Que me suba a la camioneta y aparecer al otro lado de la ciudad. Respirar aire puro, sentir frío. Sentir pena.
Terminar con estos meses de torturas. Afrontar mis miedos. Que mi psico sea mi amigo y no un monstruo. Que tú, me leas un cuento. Ver una peli en nuestro plasma de 0.5 pulgadas. Sentirnos libres. Que me beses. Yo besarte.

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